4° BIMESTRE
ACTIVIDADES PARA 4° BIMESTRE MARZO- ABRIL 2018
Actividad a realizar 16 de marzo 2018 LEER EL TEXTO Y CONTESTAR LO QUE SE SOLICITA:
ACTIVIDAD II
Metamorfosis
Maruja Torres
La mujer salió de su casa, y era una buena mujer.
Lo había sido durante toda su vida. Ese día, sin embargo, una fría
determinación le roía las entrañas mientras avanzaba, el bolso bien sujeto,
camino del lugar donde iban a producirse los hechos.
Por
momentos sentía que le temblaban las piernas,
pero si su cuerpo flaqueaba, su mente no se permitía vacilar. Pensó en sus
hijos. Pensó en su marido, honrado y trabajador, feliz con su fútbol, su tele y su chándal para ir al campo los
fines de semana. Pensó en el equipo necesario para las vacaciones, tan
inminentes ya.
Más
decidida que nunca, atravesó la puerta de los grandes almacenes. El aire
procedente del acondicionador le heló la nuca y serpenteó por un momento entre
sus muslos, y ésa fue la última sensación humana que iba a experimentar en
varias horas.
--¡Reebaaaajaaas!
–rugió
Braceó
hacia la horda que bramaba en el interior. Ya no pensaba en su familia. Como el
cazador, sólo alimentaba un deseo: conseguir la mejor presa; como el sabueso,
únicamente aspiraba a hincar el diente en la carne más tierna. Alargó ambas
manos hacia una combinación de seda sintética rebajada, puesta a mitad de
precio –previamente se había colgado el bolso en bandolera--, y una manada de
tiburones abrió amenazadoramente las fauces frente a ella. La mujer se aferró
con todas sus fuerzas a la prenda. Vio que las manos se le habían vuelto
peludas, sarmentosas y con las uñas muy largas curvadas hacia dentro, pero no
le importó. Arrancó la combinación de entre los colmillos de los escualos y
siguió abriéndose paso entre aullidos.
En
la segunda planta tuvo que despedazarle la carótida a una rinoceronta de
vestido floreado que trataba de apoderarse de una cesta para pic-nic;
en la tercera, se hizo a zarpazos con dos pares de zapatillas de
deportes; en la cuarta fue corrida a cornadas por una panda de búfalas que se
empecinaban en conseguir una cocinita portátil a butano; en la quinta estuvo a
punto de morir picoteada por una nube a avispas venenosas, pero huyó en cuanto
se dio cuenta de que no necesitaba un tresillo.
Cuando
salió a la calle, tardó unos 20 minutos en recuperar su aspecto habitual.
1- Buscar en el diccionario, el significado de las palabras desconocidas para comprender el texto (hacer un listado de palabras con su significado):
2- COMPRENSIÓN Y REDACCIÓN
Responde con la máxima corrección y claridad posibles a las siguientes
cuestiones.
-¿Qué motivos originan la metamorfosis de los personajes de este artículo?
-¿A qué tipo de mujer y de hombre define la autora?
-¿En qué animales se transforma la protagonista y por qué?
-¿Qué aspecto de la realidad se critica? ¿Por qué?
-Plasma en un relato las diversas situaciones que puedan inducirte a
transformar tu actitud o tu personalidad. He aquí algunas: la violencia de un
partido de fútbol, el descubrimiento del amor, la preocupación provocada por la
cercanía de un examen... la transformación anímica y vital que produce la convalecencia de
una enfermedad; el cambio físico-psíquico que puede provocar una operación de
cirugía estética.
Actividad a realizar 9 de marzo del 2018
ACTIVIDAD I
LEER EL TEXTO Y CONTESTAR LO QUE SE SOLICITA:
(Realizar en su libreta)
EL AHIJADO DE LA MUERTE
Había un
hombre muy pobre que a duras penas podía alimentar a sus doce hijos. Cuando el
decimotercero vino al mundo, se encontró con un gran problema: todos los
miembros de su familia eran ya madrinas y padrinos de sus doce hijos y no creía
que hubiera alguien que en el pueblo quisiera comprometerse con un niño tan
pobre. De todas formas, fue a preguntar a su vecinos si alguno quería ser el
padrino del recién nacido. Todos le contestaron que no. Cuando volvía apenado a
su casa, apareció ante él una silueta envuelta en largos velos negros. -¿Por
qué estás tan triste? -preguntó ésta, con voz cavernosa. - ¡Ay de mí! -dijo el
pobre hombre-. No encuentro padrino para mi hijo. -Si es así -añadió la
silueta, oculta tras la vestimenta negra-, ¡Yo seré la madrina! Lo convertiré
en un hombre rico e ilustre. -¿Y quién sois vos? -preguntó el hombre. En ese
instante, la desconocida apartó los velos, dejando ver su cuerpo descarnado y
la enorme guadaña que llevaba en la mano: era la Muerte. Tembloroso, el hombre
le dijo: -Señora Muerte, es...verdaderamente, un gran...gran honor. -123-
-¿Cuándo se va a celebrar el bautizo? -preguntó la Muerte. -El do... domingo
próximo -murmuró el hombre. -De acuerdo, allí estaré -dijo la Muerte. Y
prosiguió su camino. Al domingo siguiente, acudió a la cita. Pasaron los años
y, cada vez que a causa de su trabajo era requerida en el pueblo, la Muerte
hacía una visita a su ahijado. El muchacho creció y se convirtió en un joven
valiente. Un día su madrina lo condujo al bosque y le dijo: -Haré de ti un gran
médico. Recoge estas hierbas, las podrás utilizar como medicamentos. Cuando te
llamen al lecho de un enfermo, yo apareceré. Tú serás el único que me verá, los
demás no se darán cuenta de mi presencia. Si me ves en la cabecera de la cama,
dale las hierbas al enfermo y sanará. Pero si estoy en los pies de la cama, no
habrá ya nada que hacer. El enfermo morirá. El joven se instaló en una ciudad
vecina, donde abrió un consultorio médico. Pronto se hizo rico e ilustre. Le
bastaba con mirar al enfermo para saber si iba a morir o si sanaría. Un día fue
llamado al lecho de un rico caballero. Cuando entró en el dormitorio, la Muerte
estaba a los pies de la cama. Pero la familia del enfermo le había prometido
una gran cantidad de dinero si era capaz de curarlo. Entonces, el médico pensó:
“Soy su ahijado. La Muerte no me lo tendrá en cuenta si le hago una
trastada". Así que ordenó que dieran la vuelta a la cama, de manera que la
cabeza del enfermo estuviera donde debían estar los pies. Así, la Muerte se
encontró en la cabeza de la cama, lo que quería decir que el enfermo sanaría.
El médico le dio las hierbas y obtuvo una buena bolsa de monedas de oro. La
Muerte, que no estaba acostumbrada a que le jugaran malas pasadas, fue al
encuentro del joven médico y le dijo, con tono amenazador: -Por esta vez te
perdono, porque eres mi ahijado. Pero no vuelvas a hacerlo. Si me impides
cumplir con mi trabajo, será a ti a quien me llevaré. Algún tiempo después, la
única hija del rey enfermó de gravedad. Dispuesto a todo con tal de salvarla,
el rey hizo anunciar que quien consiguiera curarla, se casaría con ella y sería
rey. El ahijado de la Muerte acudió, sin pérdida de tiempo. Su madrina estaba
ya a los pies de la cama cuando él llegó. Se acordó de las amenazas y lamentó haberse
dejado llevar por la codicia la vez anterior, porque si no lo hubiera hecho,
ahora podría salvar a la princesa y la Muerte lo perdonaría. Pero no se atrevía
a hacerle de nuevo la misma jugarreta. Arriesgaba su vida. La princesa era muy
hermosa. Estaba tendida en la cama, con sus cabellos rubios extendidos sobre la
almohada. Cuando el médico se acercó al lecho, ella abrió los ojos y le sonrió
débilmente. Miró a su madrina con un gesto suplicante, pero ella permanecía
impasible. La respiración de la muchacha se iba debilitando, cada vez más. De
pronto, el médico tomó una arriesgada decisión. Cogió a la joven en brazos -era
ligera como una pluma- y la volvió a dejar sobre la cama, pero colocó su cabeza
en el lugar donde debían ir los pies. Seguidamente, le dio las hierbas. ¡Qué
alegría cuando vio que sus mejillas recobraban el color! Pero la alegría duró
sólo un instante, su madrina apoyó sobre el hombro del joven su mano helada y
éste se desvaneció. Se despertó en una profunda cueva, llena de velas encendidas.
Unas eran largas, otras estaban a medio consumir y otras estaban casi enteras.
A cada segundo algunas llamitas se apagaban, mientras que otras se encendían,
haciendo que la cueva tuviera una luz oscilante. -Estas candelas son vidas
humanas -dijo la Muerte-. A los niños les corresponde una candela larga, apenas
consumida; a los adultos, las candelas de longitud media, y a los ancianos,
éstas que ya están casi consumidas. Pero hay también niños o jóvenes a los que
les corresponden candelas muy cortas. -Muéstrame la mía -exclamó el médico,
esperando tener todavía una candela muy larga. -Aquí la tienes -dijo la Muerte
señalando una candela con su dedo meñique. -124- Era una pequeña punta de
candela que iba a apagarse de un momento a otro. - ¡Ay, querida madrina
-suplicó el médico- enciéndeme otra! Amo a la princesa y quiero casarme con
ella. ¡Quiero disfrutar aún de la vida! -No está en mi mano concedértelo -dijo
la Muerte-. Debe apagarse una candela para que otra pueda arder. - ¡Te lo
ruego, déjame intentarlo! Si coloco la punta de mi candela sobre otra nueva, no
serán más que una sola, la llama pasará de una a otra y podré seguir viviendo.
La Muerte le dejó hacer. pero la mano le temblaba de tal modo que dejó caer su
pequeña punta de candela al suelo. La llama se apagó de repente, y el
desafortunado médico murió al instante.
VV.AA. (2001): Mil años de cuentos, de historias y leyendas
para contar a los niños antes de acostarse. Zaragoza: Edelvives: pp. 414-418.
Lee el texto y contesta lo que se solicita:
I- Escribe la idea que resume el mensaje del texto:
I- Escribe la idea que resume el mensaje del texto:
Empieza
así: “El texto relata la historia...”.
II- ¿Cuál es la enseñanza o lección que se puede deducir de El ahijado de la muerte?
I
III- ¿Cuáles son tus puntos de vista con respecto a la importancia de buscar un padrino para los hijos después de su nacimiento?
IV-Explica con detalles por qué se le tiene temor a la muerte?
V- Realiza un dibujo que resuma la historia.
IV-Explica con detalles por qué se le tiene temor a la muerte?
V- Realiza un dibujo que resuma la historia.
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